Jose María Linazasoro Arregui

José María Linazasoro Arregui

Nacido en Mendaro el día 13 de Abril de 1851 (en la casa “Txalkorkoa”, por lo que fue apodado “Txalkorra”) y fallecido en Madrid el día 31 de Diciembre de 1.934. Fue el ejemplo del “self made man” (hombre hecho a sí mismo) como lo tituló un periódico de Madrid a su fallecimiento. Guiado por su amor a Mendaro, invirtió aquí su patrimonio y aplicó su espíritu filantrópico en bien de nuestra localidad.

De origen humilde, hijo de segundas nupcias de su padre, fue “morroi” (criado) con los frailes franciscanos en Sasiola y Salvatierra (Agurain), donde aprendió a hablar el castellano. Reclutado para las filas carlistas en la segunda de las guerras, abandonó sus filas para dirigirse a Madrid, donde se colocó como dependiente de una joyería. Inquieto e inteligente, estudió y aprendió ese oficio hasta lograr con sus ahorros y crédito crear su propio negocio en esa capital.

Nunca olvidó a su “txoko”, sino todo lo contrario. Inquieto, como decimos, empleó los beneficios de su negocio en inversiones en Mendaro: a principios del siglo XX adquiere la ferrería Gabiola, electrifica su maquinaría para fabricar harina construyendo la primera central hidroeléctrica de Mendaro, alumbrando para ello el río subterráneo que discurre por la cueva de Irabaneta y construyendo un canal de 1.100 m. Cuando esa fábrica (“Fábrica Vieja”) queda pequeña, construye en el año 1.924 la nueva fábrica de harinas junto a la estación, con la más moderna maquinaria de la época, importada de Suiza (marca “Daverio”). Para ello tiene que volver a construir una central hidroeléctica más potente, que la construye en Alzola, en el cauce del río Deba. A destacar que al inundar el paso a varios caseríos cercanos por el embalse de la nueva presa, les construye un paso por medio de un puente que es el primero construido en Guipuzcoa en hormigón armado (destruido en la obra de la autopista). Su visión pionera no termina ahí, ya que para esa fábrica de harinas adquiere el primer camión diesel del estado, un Mercedes, que es traído desde Alemania por carretera.

Paralela a esa actividad harinera, también desarrolla el comercio a gran escala de cereales, habas, aceites. En una época, y a falta de oficina bancaria en el pueblo, la oficina de la harinera hace las veces de banco local, guardando los capitales que le confían los vecinos.

Su gran atracción también por el mundo rural la materializó con la instalación de diversas explotaciones agropecuarias que dispuso en Mendaro, en su finca Alderdi-Eder, que el quiso fueran modelo a imitar. Destacando una vaquería modélica para la época, con las más selectas razas de ganado vacuno y sementales.

Su amor a Mendaro y su interés por la mejora de la cultura y la vida de sus habitantes se manifiesta en su obra filantrópica, facilitando capitales y regalando energía eléctrica para incipientes industrias, prestando gratuitamente su ganadería para mejorar la raza local, ayudando en la presencia en ferias rurales a nuestros baserritarras, etc. Pero sobre todo es recordado por su interés y generosidad en las escuelas de Mendaro: colaboró en la construcción de la escuela de Azpilgoeta (1.915) y construyó y donó después gratuitamente la escuela de Garagarza (1.933), edificio modélico, al que dotó de todas las comodidades incluyendo cocina para los alumnos que procedían de lejanos caseríos. No contento con esto, dictó unas condiciones para la donación de la escuela que reflejaban su avanzado espíritu laico y liberal, precursor de nuestros tiempos. Tiene una calle dedicada en Mendaro, donde se ubicó su última Fábrica de Harinas, recientemente derruida.