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proyecto consiste en realizar un diagnóstico y un plan de acción para disminuir el desperdicio alimentario en el comedor del Complejo Educativo de Eibar y a continuación proponer un sistema de reparto de los alimentos que es inevitable su desecho. • Será un proyecto piloto para adquirir conocimiento práctico sobre el despilfarro alimentario en los comedores de la comarca, y después poder implantar buenas prácticas en todos los comedores públicos de Debabarrena.

22·04·2022


La Mancomunidad y el Complejo Educativo de Eibar ponen en marcha un proyecto para evitar el desperdicio alimentario 

  • El proyecto consiste en realizar un diagnóstico y un plan de acción para disminuir el desperdicio alimentario en el comedor del Complejo Educativo de Eibar y a continuación proponer un sistema de reparto de los alimentos que es inevitable su desecho.
  • Será un proyecto piloto para adquirir conocimiento práctico sobre el despilfarro alimentario en los comedores de la comarca, y después poder implantar buenas prácticas en todos los comedores públicos de Debabarrena.

Uno de los principales ejes de la labor de la Mancomunidad es fomentar la recogida selectiva de residuos. Sin embargo, no se debe olvidar que el mejor residuo es aquel que no se genera. Por lo tanto, en esta ocasión, la Mancomunidad ha puesto en marcha un proyecto práctico para reducir residuos alimentarios, en colaboración con el Complejo Educativo de Eibar. 

El proyecto ha sido seleccionado por el Gobierno Vasco en la línea de subvenciones para fomentar el desarrollo sostenible, por lo que recibirá una subvención de 15.771 euros. La organización Enraiza Derechos, dedicada a la cooperación para el desarrollo y la educación para una ciudadanía global, será la encargada de llevar a cabo el proyecto.

Se trata de un proyecto piloto para adquirir conocimiento práctico sobre el despilfarro alimentario en los comedores de la comarca, y después poder implantar buenas prácticas en todos los comedores públicos de Debabarrena.

Diagnóstico y plan de acción para evitar el desperdicio alimentario

Los trabajos de estudio comenzarán próximamente con la realización de un diagnóstico in situ en el comedor del Complejo donde hoy en día desayunan, comen y cenan 200 personas, la mayoría alojadas en la residencia. Las mediciones se realizarán tanto en la cocina como en el comedor y el análisis se realizará durante las tres comidas del día, los 7 días de la semana, para conocer la situación del posible despilfarro en distintos menús y las distintas condiciones ambientales (climatología, cercanía a exámenes u otros aspectos académicos que puedan influir, eventos socioculturales que puedan afectar en los hábitos de las personas comensales, etc.). Esta fase del proyecto durará todo el mes de mayo hasta que la comunidad educativa inicie el periodo de exámenes y cambien los hábitos sustancialmente.

El plan de acción para evitar el despilfarro alimentario se desarrollará en junio y julio, de forma participativa, con la colaboración de todos los agentes implicados en la gestión del servicio de comedor y Complejo Educativo. El plan busca cumplir lo definido en el anteproyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y Desperdicio Alimentario para los centros sanitarios, educativos o residencias que ofrecen catering o servicio de comedor. 

El despilfarro alimentario: un problema a nivel global

Casi una quinta parte de toda la comida del mundo acaba en los cubos de basura de las casas, los restaurantes y otros servicios alimentarios, asegura un informe de la ONU, que destaca que es un “problema mundial”, y no solo de los países del primer mundo. Según la ONU, en 2019 se desperdiciaron alrededor de 931 millones de toneladas de alimentos, el 17% del total de alimentos disponibles para las y los consumidores. El peso de esos alimentos equivale aproximadamente a 23 millones de camiones de 40 toneladas completamente cargados, que puestos en fila darían siete vueltas a la Tierra. A nivel mundial, per cápita, cada año se desperdician 121 kilogramos de alimentos por consumidor.